martes, 6 de mayo de 2014

Las lecciones de Nimzowitsch 3.

La posición típica de un peón pasado: 

EL BLOQUEO
     

Las negras tienen un peón pasado. Este peón está muy orgulloso, por lo tanto, parece natural que las piezas negras lo protejan, (Cf6, Ab7, Td8) y lo apoyen como el caso de la torre.
Ahora empiezan las preguntas: ¿Es suficiente retener el peón con Cb3, y Af2, o es necesario el bloqueo con el Cd4?
Respuesta: Contra el fuerte deseo de expansión de un peón pasado medidas moderadas como la obstrucción por medio de piezas a distancia son insuficiente, porque típicamente el peón todavía puede avanzar bajo estas circunstancias, en este caso el peón pagará con su vida por su acción, así ...,d4; y si el alfil o caballo toman el peón, repentinamente las piezas negras vuelven a la vida; el alfil consigue una diagonal abierta dirigida contra el rey enemigo, la torre obtiene una columna abierta y el caballo consigue un nuevo cuadro central. Ya nosotros habíamos enfocado este enérgico avance para la apertura de líneas entes, en el punto B. Para el deseo de expansión del peón, este es un objetivo especialmente característico.
Así, podemos decir, la primera razón que fuerza al bloqueo es por lógica esta: El peón pasado -como yo acostumbraba a bromear- es un criminal tan peligroso que no es suficiente, por ningún motivo, tenerlo vigilado por la policía (Cb3 y Af2) no, este hombre debe estar en prisión y por lo tanto completamente privado de la libertad por el caballo en d4.
2). La segunda razón, para ser explicada ahora, es tanto estratégica como instruccionalmente de gran importancia. En ajedrez, el que decide en última instancia es el optimismo. Quiero decir que es psicológicamente importante que usted se entrene por sí mismo en la actividad de sentirse feliz por las pequeñas ventajas. El principiante se regocija sólo cuando le canta mate a su oponente o quizás más todavía, cuando puede capturar su reina -porque en los ojos del principiante este es posiblemente el mayor éxito de los dos-. El maestro, sin embargo, se deleita y se siente sumamente satisfecho con tan sólo encontrar la más mínima sombra de un peón enemigo debilitado en un rincón del lado izquierdo del tablero. El optimismo aquí descrito, forma la base psicológica indispensable para el juego posicional. Es este mismo optimismo el que nos da fuerza para descubrir aún el más imperceptible rayo de esperanza en cualquier mala situación, sin importar qué tan mala pueda ser. En nuestro caso por ejemplo: podemos decir que un peón pasado enemigo es indudablemente un gran mal para nosotros. Pero aún este mal contiene un rayo tenue de luz. La situación es tal que cuando se bloquea este peón, la pieza que lo bloquea queda detrás del peón -como se ve desde el lado enemigo- en otras palabras, el que bloquea queda excento de ataques frontales.

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